El agente Gómez

El chantajeado agente castrista en Miami, Andrés Gómez, pregunta al gobierno norteamericano por qué no otorga cada año 50 ó 60 mil visas de inmigrantes a cubanos a través de su Sección de Intereses, en vez de las 20 mil actuales. Pero como disciplinado agente al fin, también exige que se quite la Ley de Ajuste Cubano, que según el libreto orientado por sus jefes en La Habana, es la responsable del “incalculable número de muertes y otras desgracias” de cubanos que tratan de llegar a Estados Unidos. Si en algo coincidimos con el maceíto Gómez es con el hecho de que ojalá Washington ampliará esa cifra. Habría más opciones para los miles de cubanos que aspiran, como mínimo, a una vida diferente. Pero si está tan preocupado por sus coterráneos y hasta por el control de las fronteras estadounidenses, ¿no debería darle una sincera respuesta a la realidad cotidiana de tantos cubanos arriesgándose en el mar o expuestos a inescrupulosos traficantes humanos sin tener la total seguridad de que tocarán tierra norteamericana? Es cierto que hay una Ley de Ajuste que nos acoge a todos prácticamente sin distinciones. Y que de alguna manera constituye una esperanza. Pero ¿por qué miles de mexicanos intentan cruzar la frontera cada día y no tienen nada que los ampare? Sencillamente por una de las tantas razones por las que cientos de cubanos se lanzan diariamente a lo desconocido con tal de llegar a un país de libertad y oportunidad. Es verdad que esta Ley no diferencia a quienes llegan verdaderamente huyendo de la represión política de aquellos que dicen ser perseguidos y después de obtener la residencia habilitan su pasaporte cubano para visitar el lugar donde “lo hostigaban”. Quizás sea injusto para quienes sufrieron en carne propia la represión del castrismo y tuvieron que exiliarse por obligación. Pero las causas por las que nació la Ley siguen intactas. Las Damas de Blanco arrastradas por las calles es el ejemplo más reciente.

Foto: El "preocupado" agente Gómez debería interesarse también por la suerte de los familiares presos de estas mujeres arrastradas por el régimen que él defiende © Adalberto Roque/AFP