abril 13, 2008

La espera del arte

La importancia de una revolución podría medirse por la calidad de su propio uso como subterfugio. Tras habernos entretenido con la maruga de la historia recordamos que, además de «el Villa de Friedrich Katz», la revolución mexicana dio pie a una peliculita en que el Pancho manda a fusilar a otro que imploró: «¡Oiga, que usted y yo somos compadres!». Aquel repuso: «No lo afusilo yo, compadre; lo afusila la revolución. ¡Afusílenlo!». Unos 70 años después, el abogado René Gómez Manzano intentó abandonar una sesión de la asamblea general de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos (ONBC) y el hablante de turno interrumpió su monserga para preguntarle: «Dr. Manzano, ¿usted se retira porque no está de acuerdo con lo estamos diciendo?». Manzano respondió que sí y le subieron la parada: no se iba, sino que lo expulsaban. Manzano replicó que solo podían hacerlo los abogados de su bufete, quienes lo habían elegido como delegado a la asamblea. Fue entonces que una jurista se empinó sobre su asiento y sentenció a gritos: «¡No podrá botarlo esta asamblea, pero lo bota la Revolución!». Uno documenta bien estos pasajes, lee el tratado de Herbert Lionel Adolphus Hart The Concept of Law (1961) [cuidao, que el tipo fue profesor de jurisprudencia en la universidad de Oxford] y solo quedaría por esperar un grant para urdir que, en las revoluciones tanto mexicana como cubana, the rule of recognition fueron ellas mismas. Y por ahí, hasta dar a imprenta la historia canónica de la jurisprudencia revolucionaria en México y Cuba. Si el grant es copioso y el librito queda bien, a lo mejor ambas revoluciones se equiparan en importancia.
Foto: Grupo santiaguero Mariachis de Cuba

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Así que la siguen cogiendo con Rojas. Ustedes, miquis, son una caterva de frustrados que se burlan de lo más granado de la intelectualidad cubana en el exilio porque nunca fueron nadie ni aquí ni allá

Anónimo dijo...

La anécdota de Manzano es deliciosa, pero no he visto esa película de Pancho Villa. Y no creo que los miquis la hayan cojío con Rojas, sino con su tesis sobre la importancia de las revoluciones

Anónimo dijo...

Dale que dale con Rojas. Dejen tranquilo al tipo ganarse la vida como mejor puede

Anónimo dijo...

No conozco ningun miquito frustrado y si se conocen aqui y alla... pero si reconozco un Fernando baboso de Rojas el rojito de pensamiento

Anónimo dijo...

Nadie la tiene cogida con Rojas porque ya hubieran mencionado esa foticos de el que salen en Encuentro con tremenda pinta de maricon

Troglo dijo...

Pssst, oye tu, el de las 11:35, recuerda que yo soy el Troglo verdadero, asi que no te escondas en mi para hablar jiña de Rojas, que en su giro es un verdugo. Tok

Anónimo dijo...

Dado el interés que despierta en este blog la persona de Rafael Rojas recomiendo sus Essays in Cuban Intellectual History, que acaba de publicar en Nueva York la editorial Palgrave MacMillan

Anónimo dijo...

Está en llamas el mariachi nagüe. Lo más granado de la cultura roja. Ni Daisy.
machetico

Diavolo dijo...

....y solo quedaría por esperar un grant para urdir que, en las revoluciones tanto mexicana como cubana, the rule of recognition fueron ellas mismas.

No hace falta que el grant sea muy copioso para "urdir" que todo regimen, revolucionario o no, invariablemente intenta auto-erigirse como su propia "rule of recognition".

Ahi tienes, como ejemplo reciente, a la administracion Bush alegando que el Dubbyah mismo tiene el poder, en virtud de sus virtudes, de decidir lo que consiste en tortura, y cuales son los verdaderos derechos concedidos a los prisioneros de guerrra por las Convenciones de Ginebra.

Anónimo dijo...

Tienes 5azón, Diavolo, al parecer la rule of recognition no es otra cosa que la admisión del poder imperanter