febrero 03, 2008

Castro I: promotor de cambios

En medio de sus riflexiones, Castro I cambia de vez en cuando a la despedida de duelo. Primero «Se nos fue Iris Dávila» [la madre de Carlos Lage], quien «nunca protestó ni se quejó» [virtud inapreciable para el Comandante en Jefe] y mandó a cremar sus restos para esparcirlos en el Jardín Botánico. «Escaparon así del frío y silencioso mármol», agregó Castro I, como si ponderara la alternativa. Ahora se apeó con «El tránsito de Volodia [Teitelboim]» para darnos sendas nociones del tránsito mismo [siempre hacia la muerte antes que a la democracia] y del más allá: «No diré que ha muerto. Pasó a vivir en las ideas». Castro I vive aún en el estado intermedio de las ideas impresas [«Hago lo que puedo: escribo»], las cuales encadena con esa lucidez que tanto impresionó a Lula y que se revela ejemplarmente en este silogismo:

  • Premisa mayor: La noticia del fallecimiento de Volodia Teitelboim llegó a las siete y media de la noche del jueves 31 de enero de 2008
  • Premisa menor: «Esa misma noche y casi a la misma hora se dieron a conocer los ganadores del Premio [Casa de las Américas]»
  • Conclusión de Castro: «Volodia era tan modesto y tan decente, que parecía esperar esa noticia antes de partir».

Ilustración: Tumba de los padres de la dinastía Castro-Ruz

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Así mismo está pensando el tipo y así mismo te jode si se le ocurre sacar una conclusión de cárcel o de fusilamiento. ¿Qué les parecería si empieza a preguntar por Robertico Robaina?

Anónimo dijo...

Verdad que Barbatruco está en las últimas. Probablemente haya sido el único que estaba tan pendiente del premio Casa

Anónimo dijo...

Esa es la estatua de "angel" Castro?

Anónimo dijo...

Caballero, ?la historia del jineterismo en Cuba data desde entonces? ¡Qué horror!

Anónimo dijo...

Aquí están Ángel Castro y Lina Ruz, la mortal combinación de gallego aventurero y pinareña jinetera que trajeron al mundo a Fidel y Raúl Castro

Anónimo dijo...

Bueno, cuando los ingleses tomaron La Habana, había una copla que decía:
Las mujeres de La Habana
no tienen temor a dios;
tiemplan con los ingleses
sobre bocoyes de arroz

Anónimo dijo...

Hey, la copla no era así exactamente, pero el sentido es el mismo