febrero 23, 2008

Vida de perros

Teresa, una amiga, siempre nos dice que si algo odiaba de La Habana era encontrarse a cada rato con un excremento de perro. Y por supuesto, pisarlo. Teresa tiene razón. Están en cualquier calle. Lógico: si los habaneros no tienen para mantenerse ellos, qué quedará para sus mascotas. Por eso deambulan en cualquier sitio y dejan sus huellas. Y no siempre te das cuenta antes de pisarlas. Teresa no odia a los perros, pero si es cierto lo que dicen, debería también estar agradecida de ellos. Dicen que pisar sus excrementos da suerte y, si es más de una vez, ni hablar. Hoy Teresa vive en Miami. Al menos cumplió su gran deseo de irse del país, que también es el de muchos habaneros.

Foto © volkerfoto/Flickr

Foto © kemelodes/Flickr

Foto © alaner1979/Flickr

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Foto © alaner1979/Flickr


Foto © alaner1979/Flickr

4 comentarios:

ric dijo...

Pobrecitos, ellos no tienen culpa de nada--es más, son más inocentes que los humanos que trajeron o aceptaron toda esa barbarie. Hace un tiempo supe que había una organización privada en La Habana que se ocupaba de proteger y alimentar a muchos de esos perros, y quería enviarles algún dinero, pero no he dado con ellos. Penúltimos Días fue quien puso la nota, pero Ernesto nunca me contestó. ¿Ustedes saben algo de eso?

Anónimo dijo...

no, ric, realmente no sabemos como contactarla. claro, ellos no son los culpables nada.

Anónimo dijo...

Ric, Ernesto si te contesto, busca en los comentarios de PD con calma que el te si te dio la forma de contactar esas personas.

ric dijo...

Anónimo, si tú lo dices, no dudo que lo hizo, pero mira que he buscado y rebuscado en ese blog, y no encuentro nada, ni en esos días ni en semanas posteriores. De todos modos, en honor de lo que dices, voy a meterme allí de nuevo. Gracias.