enero 11, 2008

Se le fue la musa a Rafelito

Rafael Alcides dejó la poesía y la novela por la crónica. Aquí nos espanta, en vasito de cristal seudo-weberiano, un doble de chispaetren: «la profesión de gobernante no existía en Cuba antes de 1959 [y es] oriunda en su forma presente de la Unión Soviética». ¡Cómo si no hubiera tradición cubiche de aferrarse al cargo, empezando por Tomasito Estrada Palma! El gobierno castrista de medio siglo sólo indica que Castro pudo arreglárselas para volver «sostenible» la pretensión de casi todos los políticos cubanos: darle candela al jarro del poder hasta que suelte el fondo.
Ilustración: Cortesía de Garrincha

6 comentarios:

GeNeRaCiOn AsErE dijo...

que buena ilustración esa. No salimos del bache.

Caballero', les invitamos a que pasen hoy a las 4:00pm por casa de Aguaya Berlín , con su foto de chama bajo el brazo.

Nos vemos. tony.
http://desarraigos.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Y ahora Alcides quiere echarle la culpa a los bolos

Anónimo dijo...

Bueno, los bolos tienen parte de la culpa

Anónimo dijo...

A cualquiera se le funde un fusible.
Pero eso no quita que Rafael Alcides no solo sea un gran poeta, sino que es uno de los pocos intelectuales cubanos de la isla con suficiente valentía como para llamar a las cosas por su nombre.
Escogieron el blanco equivocado. Honor a quien honor merece.

Anónimo dijo...

Creo que los miquis no tiran a la persona como blanco, sino a la tesis, y en este caso me parece que el poeta está chiflado

Anónimo dijo...

Es obvio que el cubano, y muchos que no lo son, sueñan con no soltar el poder si logran atraparlo. Lo que pasa es que Fidel Castro, más vivo, taimado y maquiavélico que la mayoría, supo muy bien buscarse una coartada idelógica para justificar las cinco décadas. Y sus herederos tampoco querrán soltarlo. Y ni que decir de los que los auto-proclamados "patriotas anticomunistas", esos tienen las mismitas intenciones. Nada, que nadie se da cuenta de que la vida es un soplo y que hoy estamos aquí y en el próximo minuto en el otro mundo. O quizá sea por eso que no lo quieran soltar, porque piensan que solo se vive una vez y este jamón no hay quien me lo quite.