Ahora que se difunden anécdotas apócrifas de Raúl Castro, a las cuales Ernesto atribuye «cierta gracia», me acuerdo de aquella veraz en que el Che le dice a Raúl: «A ésta le podemos hacer varios experimentos». Se trataba de una gata que el Che había abierto, manipulado y suturado durante sus estudios por cuenta propia en México sobre alergia. Al otro día, la gata estaba tiesa y el Che comentó: «Es imposible, vamos a hacer una autopsia». Tras abrirla de nuevo, exclamó: «!Qué bestia soy. Al coserla le suturé los intestinos y se murió de hambre». En intervalo de lucidez, Raúl repuso: «Tú no me pones a mí ni una inyección».
El Enano de Washington
diciembre 07, 2007
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5 comentarios:
yo le busqué "la gracia" a las anécdotas y me quedé botado.
soy muy mal lector, parece.
Yo también. solo el pasmao de Ernesto puede encontrarle gracia a los pujos de la china
Que hijos de puta el Che , Raul y la madre que los pario...
Y la verdad hay que ser muy tarado para verle la gracia a una anecdota como esa...
Por algo nos contaron desde chiquitos que el Che prefirió una caja de balas a un botiquín en la estampida de Alegría del Pío. ¿Se acuerdan? Fue primero guerrillero que médico, nos dijeron, pero el problema es que el tipo no era médico. Dicen que nunca se ha visto el título.
El muchacho era suave y tierno desde jovencito. Dicen que me escupió la cara cuando me lo trajeron amarrado a la escuelita de La Higuera, pero en realidad en aquella tarde de otoño todo fueron besitos. Yo tambié soy así, pura ternura.
Felix Ismael Rodriguez
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