marzo 01, 2008

Contra dicciones

El presidente de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos (ONBC), Ariel Mantecón Ramos, afirmó que en Cuba prevalece un modelo popular de ejercicio de la abogacía. Solo que los juristas son admitidos a (y separados de) tal ejercicio por obra y gracia del ministro de Justicia, a pesar de que la ONBC se jacta de ser autónoma. El control estatal sobre los abogados tiene larga data y puede ilustrarse con esta anécdota del finado jurista José Antonio Grillo Longoria, quien actuó como defensor en el juicio (1964) contra Marcos (Marquitos) Armando Rodríguez Alfonso. Castro I compareció como testigo de cargo y comenzó declarando «que considero, con absoluta convicción, culpable al acusado». No obstante, Grillo defendió a Marquitos a capa y espada. La represalia fue incubándose y hacia 1968 el ministro de Justicia, Alfredo Yabur, ordenó cancelar la inscripción de Grillo en el Registro de Abogados. La jugada era genial: por instrucción del Tribunal Supremo, los abogados debían presentar todos y cada uno de sus escritos con pie de firma que consignara su número de inscripción en aquel registro; de lo contrario, el trámite no corría. Grillo quedó así prácticamente descalificado para ejercer la abogacía. Sin embargo, Grillo acudió a la Sala de Garantías Constitucionales y Sociales para demandar su reinscripción, porque el ministro de Justicia había violado la Ley Fundamental (1959), que prohibía imponer sanciones penales sin delito previo. Grillo alegó que darle baja del registro equivalía a imponerle la sanción de inhabilitación para el ejercicio de la profesión. En votación dividida, la sala falló a favor de Grillo. Para 1976 Castro barría con aquella sala y la académica Martha Prieto (Universidad de La Habana) se encargaría de justificar: «En 1959, al triunfo de la Revolución, se conservó la Sala de Garantías Constitucionales y Sociales, la cual paulatinamente fue perdiendo eficacia en la medida en que se transformaba el aparato estatal, se modificaban las funciones de los órganos y desaparecía el elemento de la contradictoriedad individuo-Estado».

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Deliciosa historia, miquis

Anónimo dijo...

Bueno, ya este post es otra cosa.
Es una historia coordinada y con sentido.
Aquí sí se entera una de algo con fundamento.
Me pareció interesante conocer esos detalles.

Anónimo dijo...

¡Qué cambio has dado, Juanita! Me parece que te gusta la crónica de lo que pasó, antes que la de lo que está pasando o debiera suceder

ric dijo...

Muy buena historia, Miquis. Y que fantástica la ilustración de Andrés, uno de los dibujantes cubanos menos apreciados. Su colección de portadas de Carteles es una maravilla digna de estar en un libro.