noviembre 23, 2007

¡Pasajeros al tren!

"La verdad, la verdad, esto na'má que se ve en nuestro país", exclama una anciana molesta por la rotura del tren de Hershey. La escena, que no es ficción, pertenece al documental "Malamaña", producido pro Nester Núñez y con música de Habana Abierta, sobre el único tren eléctrico en la Isla, el cual cubre la ruta entre Casa Blanca (Habana) y Matanzas.



Sigan la flecha y pueden encontrar otro corto, cuya segunda parte está aquí, sobre este antiquísimo ferrocaril que nació en 1921. Si quieren un poco de historia, pasen por donde el periodista cubano Luis Sexto.

11 comentarios:

Infortunato Liborio del Campo dijo...

Hasta los años 90 era el único tren exacto y seguro de Cuba. Durante muchos años se mantuvo el personal de la época en que pertenecía a Hershey y el servicio aunque lento e incómodo era eficiente. La única forma segura de llegar a una hora fija a la Habana desde Matanzas, cuando los trenes del ferrocarril central solían venir con 14 o más horas de retraso. Siendo yo un niño lo tomaba todos los días con mi madre para hacer un tratamiento en el hospital pediátrico Pedro Borrás de la capital y nunca llegamos tarde. También lo utilicé muchas veces durante años para ir a comprar leche a varios paraderos situados entre Matanzas y Canasí. A las 8:00 de la mañana el tren salía puntual y a las 11:00 yo ya estaba de regreso en el que venía desde la Habana y en muy contadas ocasiones sufría retraso, generalmente causado por algún animal en la vía. El trato de los conductores a los clientes habituales era casi familiar y el precio del pasaje bastante módico. 1:05 de Matanzas a la Habana. Había Matanceros que lo tomaban todos los días para ir a trabajar a la capital entre ellos el caricaturista Manuel. Tenía 7 frecuencias en cada sentido y el viaje demoraba alrededor de dos horas y 45 minutos. Para un país donde nada funciona el tren de Hershey era una maravilla.

Anónimo dijo...

infortunato, realmente eso fue hasta los 90, porque después que llegó la crisis ese tren no era ni exacto ni seguro. varias veces lo tomábamos para ir hasta Matanzas y siempre se rompía algo. una vez estaba lloviendo mucho y empezó a echar humo el tren. la gente comenzó a salir rapidísimo de ahí y en medio de aquello, se oía la voz de un tipo que decía: mango, coge tu mango aquí! pero la experiencia nuestra fue que, no sabemos ahora, pero por lo menos cuando la crisis de los 90, aquello no era nada exacto ni seguro. lento, sí, muy lento. un abrazo, LOS MIQUIS

Infortunato Liborio del Campo dijo...

Además ahora se demora más y no tiene más que cuatro frecuencias al día y cruzar la bahía de la Habana en la lancha de Regla es toda una odisea que desalienta a cualquiera a tomar el tren.

Anónimo dijo...

Ese periodista con nombre de papa (y cara también) no es el que Machetico puso de payaso en una revista Casa de las Américas y desató el infamous affaire de los payasitos allá por 1990?
Clown Mocking Action Survey

Los Miquis de Miami dijo...

Liborio: me alegra saber que te toca de cerca lo del tren. es gratificante postear cosas que de alguna manera les llega a quienes, como tú, pasan por aquí. ¿por qué no te animas y escribes alguna anécdota en tu blog sobre aquellos tiempos?

anónimono de las 17y 33 muy interesante tu dato sobre el periodista cara de papa. sería bueno saberlo. A ver si aparece Machetico y nos lo cuenta: MACHETICO!!!! TELEFONO!!!

Infortunato Liborio del Campo dijo...

Qué les parece el título "El tren y yo" (¿o El trenillo?) :-)

En serio el tren de Hershey a jugado un papel bastante importante en mi vida. Yo viajaba mucho en él con mi abuela que es una de las personas que más quiero en esta vida. En Matanzas hay dos o tres cosas de esas que ha resistido estoicamente el influjo del Desastre en Jefe. Uno es el Hotel Internacional de Varadero que durante años mantuvo el servicio y parte del personal (entre ellos mi abuela) que tenía desde que Mr Liebow lo inauguró en la noche buena de 1950. En la barriada de Pueblo Nuevo hay una cafetería que por muchos nombres que le pusieron la gente siempre le decía el Bar de Pichardo. Pichardo había sido el dueño de ese lugar antes que llegara el Coma-andante y mandara a parar. Otro sitio es el Ten Cent que por mucho que le pusieron Variedades todo el mundo le decía el tencen, como a todos los que había a lo largo de la isla y ahí se mantenía con el mobiliario y equipamiento originales y el otro es El tren de Hershey. El tren de Hershey es un monumento a la eficiencia del capitalismo. Lo que hay hoy no es lo que fue y en eso como en otras cosas el PAPA está equivocado, porque hasta principios de los 90 sí que estaban ahí los coches antiguos, el personal original o que se formó en las tradiciones de la compañía como ese hombre que aparece en el corto que trabajó ahí 41 años . Hasta el uniforme gris que le era propio le daba un aire distinguido. Yo creo que el tren de Hesshey es el único tren literario de Cuba. Quizás del servicio de tranporte habría que dedicarle algunos párrafos a la línea Santiago-Habana (todavía el hotel de Colón le llaman así) y la línea Playa Azul que cubre la distancia entre Santa Clara y Varadero. 30 años después de pertenecer al servicio de ómnibus interprovinciales, en Santa Clara todavía le decían El Playa.

Infortunato Liborio del Campo dijo...

El nombre actual del tren de Hershey, como del Central, es Camilo Cienfuegos. A muchos le preguntarán que no lo saben. Por cierto el central fue desactivado y los guajiros que trabajaban en la industria y en la agricultura de la caña fueron mandados a estudiar, sabe Dios qué

Los Miquis de Miami dijo...

Liborio, interesante tu información. Muchas veces esas pequeñas cosas son las que nos ayudan a vivir, como diría Carlos Varela. A ti te recuerda mucho ese tren. A mí la 174, una ruta de guagua que me llevaba a la universidad y después al trabajo. Bueno, hasta que se puso muy mala, como todas, y hubo que recurrir al camello, a las botellas y hasta las caminatas. Gracias por compartirla con nosotros. Imagino que a los que trabajaban en el central los pusieron a "estudiar". Ojalá no les haya pasado como a una familia nuestra que vivía del Argelia Libre, en Manatí, Las Tunas, y lo único que hacían era tomar el alcohol sacado directamente del central porque no tenían otra cosa que hacer.

Güicho dijo...

Eso era parte básica del ingenio cubano clásico: fijar el detalle.

No se por qué, pero tengo la impresión que tal formidable manía va desapareciendo.

Anónimo dijo...

Bueno, gente, quien apareció no fue Machetico, sino alguien mejor: ¡EL COCO! Soy Néster Núñez y no, mi cara no es de papa, más bien de plátano macho, que aquí en la Isla uno todavía no llega a alcanzar las libras suficientes. Con lo del nombre va y tengan razón, pero es culpa de mis padres. Ya me di cuenta de que no sonaba demasiado bien y me inventé un pseudónimo: Andrés. ¿Qué dicen ahora? ¿Suena pajarraco? Pues lo de Miqui suena a ratón. Cuestión de semántica, aseres.

Sí, hay un periodista de Bohemia con nombre parecido: Néstor Núñez. Y no es mi padre. Quizás sea el sujeto que buscan.

Me alegro que Malamaña los haya hecho recordar, pero eso no es todo. Hay otra historia aún más dura, todavía cotidiana, que el documental no cuenta. Pueden enterarse si visitan www.postaldecuba.com. Allí tengo un blog, Abismos Privados (www.postaldecuba.com/blog2). Visítenlo si quieren saber más de la Cuba de hoy. Y dejen sus comentarios con el mismo ánimo. Yo no puedo hacer lo mismo en el de ustedes pues no tengo acceso a internet, aunque me gustaría. Las dos cosas: el acceso y comentarles.

Anónimo dijo...

Infortunato Liborio del Campo:

Tengo el gran deshonor de vivir cerca del bar Pichardo. Creo que en Postal de Cuba hay fotos de él, pero igual le tomo unas de hoy mismo y te las publicamos. Lo mismo puedo hacer con el Ten Cent, por dentro y por fuera. Las del Hotel Internacional tendrían que ser desde una cierta distancia. ¿Tú comprendes, verdad?