¡Señores, no me dejen fuera!

A Fidel Castro debe estar haciéndole pucheros lo que no sabemos cómo le funciona. El no haber sido parte del show de su “pistero” Hugo Chávez en la Cumbre de Chile, lo debe tener muy furioso. Por encima de su voluntad de “perro de pelea”, hace rato tuvo que ausentarse de estos encuentros. Pero ahora que la “diablera”, como nombró hace pocos días su ahijado venezolano al eje izquierdoso: Chávez-Evo Morales-Daniel Ortega-Rafael Correa, aumentó en las Cumbres, debe estar como león enjaulado por no haber asistido. Ya criticó el tema de la próxima cita. Ahora califica de “Waterloo ideológico” el incidente entre Zapatero, el Rey y Chávez. No quiere que lo dejen fuera del potaje. Que lo mencionen aunque sea a través de sus “masturbaciones mentales” en el “boletín partidista” Granma. Por eso dicen que llamó al “calvito anodino y leal”, Carlos Lage y le ordenó que metiera la cuchareta, defendiera a su “ahijadito” y criticara a Bush, aunque no tuviera nada que ver, solo por aquello de no perder la costumbre y mantener viva su propia guerra contra Estados Unidos, aquella que juró lanzar una vez llegado al poder, en carta a su “amante-brujera”, Celia Sánchez. Por eso dice Chávez que lo llamó durante la llamada “Cumbre de los Pueblos” que organizaron los izquierdosos en Chile. Aunque una vez más no se oyó en su propia voz lo que supuestamente decía. Aunque una vez más quien tuvo que hablar por él fue su “vocero” internacional, que ante sus acólitos se queja de que no se escucha. ¿No cabría la posibilidad de que el Rey hubiera mandado a callar a dos pájaros de un tiro?