Además de ¿diverti-culitis?, Castro padece de cuantofrenia. Esta obsesión por el cómputo y los números explica que declare impúdicamente haber sobrevivido a más de 600 intentos de asesinato. En esta partida contable le sigue Charles De Gualle (1890-1970), con apenas 31. La clave radica en que los propios segurosos llevan la contabilidad y, por aquello de la emulación socialista, mientras más casos mejor. Así aparecen registrados, como autores de castrocidio en grado de tentativa, un gordito homosexual que se desesperó en la cola del pan y prometió guindar al Comandante en Jefe, así como un joven que había pasado un curso de francotirador en el Servicio Militar y, sentado en un oscuro parque provinciano, se jactó de tanta puntería que desde lo alto de la torre del central aledaño podía matar al Caballo entrando al pueblo. Desde luego que los recaditos en el batido de chocolate, el traje de buceo y la cámara de televisión son mucho más mediáticos.
Foto: www nova-noticias com ar
octubre 02, 2007
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