Foto: KGB
octubre 26, 2007
Falacia genética
Muchos testimonios no se tienen en cuenta por la humildad del origen. La televisión cubana «reveló» que JFK se había enterado del emplazamiento de cohetes soviéticos en Cuba gracias al superespía Oleg Vladimirovich Penkovsky (Vladikavkaz, abril 23 de 1919 / Moscú, mayo 16 de 1963), coronel de la inteligencia militar soviética (GRU) detenido el mismísimo 22 de octubre de 1962 por pasar información sobre la capacidad nuclear de la URSS a Gran Bretaña y los Estados Unidos. Tras ser juzgado sumariamente (en la foto, a la extrema izquierda del banquillo de los acusados) junto con el empresario británico Greville Wynne (de pie, en el mismo banquillo), Penkovsky habría pedido ir a la muerte vistiendo el uniforme del ejército americano. Para referirse a la Crisis de Octubre, los medios espulgan las memorias de Penkovsky (publicadas en castellano hacia 1966 y en venta por tres o cuatro euros en las librerías de lance) o del hijo de Niñita Jruschov, así como los libros del historiador ruso Alexander Fursenko o del americano Arthur M. Schlesinger, por solo citar otros dos ejemplos. Nadie presta atención, por solo citar uno, al refugiado cubano Roberto Marrero, quien a su llegada a Miami atestiguó que en Pinar del Río se estaban construyendo bases de cohetes (The Miami News, 26 de diciembre de 1961, página 3 A).
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