El ex presidente Carlos Prío Socarrás pidió que la revolución no fuera cancelada. Ahora su hija rebelde, María Antonieta «Marian» Prío de Odio, pide que no se le prive de fundamento. Al efecto le ha puesto al Dr. Antonio Rafael de la Cova una muñequita negra atravesada por los alfileres de «facineroso, mentiroso y terrorista», que pueden adquirirse gratis en las quincallas de Max Lesnik, Edmundo García, Andrés Gómez, Francisco Aruca, Bernardo Benes y María Cristina Herrera desde que De la Cova desguazó la mitología castrista del ataque al Moncada con su libro homónimo (The Moncada Attack, 2007).
En 1953 Marian tenía nueve años, vivía en Miami con su padre y escuchó de segunda boca los relatos de asaltantes torturados y emasculados, y sobre todo la pieza clásica de que le sacaron los ojos a Abel Santamaría. Sin embargo, papito Prío declaró al periódico El Camagüeyano (julio 29 de 1953) que los sucesos del Moncada eran «una tontería» y ni por asomo se refirió a rumores tan espeluznantes, que por los demás han desmentido tanto los médicos que certificaron las defunciones como el funerario que recogió los cadáveres.
Tras la muerte del padre (1977), Marian estrechó sus lazos con la claque pro-castrista del exilio y se deshizo en elogios al Instituto de Estudios Cubanos (IEC), que María Cristina Herrera dirigía en coordinación con el frente amistoso (ICAP) de la Dirección General de Inteligencia (DGI). A su vez Marian dirigía el Miami Mental Health Center. Una de sus empleadas e íntima amiga era Elsa Prieto, que viajaba a Cuba con la Brigada Antonio Maceo y fue acusada públicamente por el reverendo Manuel Espinosa de pasar a la DGI los resúmenes de historia clínica de pacientes cubanos. Prieto se casó con el profesor Carlos Álvarez (Universidad Internacional de la Florida) y acabó por declararse culpable junto a él de espiar para Castro.
Marian denuncia el «terrorismo” anti-castrista» en Miami y asevera que los implicados no se han rehabilitado. De la Cova dio con sus huesos en la cárcel, salió en libertad condicional y se hizo doctor en humanidades. Enseñó en la Universidad de Indiana y en los últimos cuatro años lleva publicado dos libros con la prestigiosa editorial de la Universidad de Carolina del Sur. Ninguno de sus críticos le llega a la chancleta académica, pero Marian entiende por rehabilitación hacer cositas al estilo de su esposo, César Odio, ex administrador de la ciudad de Miami, quien fue arrestado (septiembre 12 de 1996) por fraude postal, robo vinculado a soborno y obstrucción de la justicia. De esto último se declaró culpable (mayo 29, 1997) para librarse de los otros cargos. Como el presidiario 49843-004 cumplió un año de cárcel y dos de probatoria.
En 1953 Marian tenía nueve años, vivía en Miami con su padre y escuchó de segunda boca los relatos de asaltantes torturados y emasculados, y sobre todo la pieza clásica de que le sacaron los ojos a Abel Santamaría. Sin embargo, papito Prío declaró al periódico El Camagüeyano (julio 29 de 1953) que los sucesos del Moncada eran «una tontería» y ni por asomo se refirió a rumores tan espeluznantes, que por los demás han desmentido tanto los médicos que certificaron las defunciones como el funerario que recogió los cadáveres.
Tras la muerte del padre (1977), Marian estrechó sus lazos con la claque pro-castrista del exilio y se deshizo en elogios al Instituto de Estudios Cubanos (IEC), que María Cristina Herrera dirigía en coordinación con el frente amistoso (ICAP) de la Dirección General de Inteligencia (DGI). A su vez Marian dirigía el Miami Mental Health Center. Una de sus empleadas e íntima amiga era Elsa Prieto, que viajaba a Cuba con la Brigada Antonio Maceo y fue acusada públicamente por el reverendo Manuel Espinosa de pasar a la DGI los resúmenes de historia clínica de pacientes cubanos. Prieto se casó con el profesor Carlos Álvarez (Universidad Internacional de la Florida) y acabó por declararse culpable junto a él de espiar para Castro.
Marian denuncia el «terrorismo” anti-castrista» en Miami y asevera que los implicados no se han rehabilitado. De la Cova dio con sus huesos en la cárcel, salió en libertad condicional y se hizo doctor en humanidades. Enseñó en la Universidad de Indiana y en los últimos cuatro años lleva publicado dos libros con la prestigiosa editorial de la Universidad de Carolina del Sur. Ninguno de sus críticos le llega a la chancleta académica, pero Marian entiende por rehabilitación hacer cositas al estilo de su esposo, César Odio, ex administrador de la ciudad de Miami, quien fue arrestado (septiembre 12 de 1996) por fraude postal, robo vinculado a soborno y obstrucción de la justicia. De esto último se declaró culpable (mayo 29, 1997) para librarse de los otros cargos. Como el presidiario 49843-004 cumplió un año de cárcel y dos de probatoria.
El Enano de Washington
3 comentarios:
Excelente! Ameno y curioso, chismoson y justo, historico y revelador. No mas adjetivos. Felicitaciones a los miquis y mucha buena suerte. Besos caninos a Sebastian el Cano. Un abrazote.
machetico
Muy, muy comentario... directo, informado y al duro y sin careta...
Recuerdo a Marian Prio durante su epoca "alborotada," la cual tambien debe recordar Siro del Castillo.
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